Cada vez se habla más de los beneficios que tiene vivir con un mayor nivel de conciencia, en cualquier proceso de crecimiento o cambio personal en seguida te comentan que el primer paso es que consigas una mayor conciencia de ti mismo.
Pero yo me pregunto ¿es que yo no soy consciente de mí mismo cuando estoy desayunando por ejemplo? Porque yo sé que estoy desayunando y tengo conciencia de ello, ¿o cuando estoy de compras, o cuando estoy decidiendo que camisa me pongo, o cuando estoy discutiendo con mi pareja? Está claro que sí, pero parece que los tiros no van por ahí.
En el libro titulado ¿Por qué hacemos lo que hacemos? De John Bargh, cuenta que a finales de 1970 y principios de los 80 la comunidad de psicólogos empezaba a darse cuenta de que existen unos mecanismos ocultos, profundos, que parece que nos guían o incluso crean nuestros pensamientos y acciones, pero, en aquella época, apenas comprendían que eran estos mecanismos y cómo funcionaban.
Hoy en día se está descubriendo y comprobando que muchas de las intenciones y reacciones que tenemos no vienen de la parte consciente de nuestra mente. Con otras palabras, que muchos de los impulsos que te mueven a hacer cosas cada día, nacen de una parte inconsciente de tu mente, y no solo eso, sino que la parte consciente de nuestra mente les da un sentido y una explicación que nos tranquiliza.
La pregunta que surge es, en un día cualquiera ¿Cuánto de lo que decimos, sentimos y hacemos está bajo nuestro control consciente? Y lo que es más importante ¿Cuánto no lo está?
Así que parece que Freud y antes de él, Darwin, tenían razón al intuir que tenemos una parte de nuestra mente sobre la que no tenemos control, pero está interfiriendo en muchos de lo que hacemos todos los días. No solo de lo que hacemos, sino delo que sentimos y decidimos.
Por ejemplo, sabias que siempre te colocas a la misma distancia cada vez que te presentan a alguien nuevo o que la forma de relacionarte con tu pareja está muy influida por cómo te relacionaste con tus padres en tus primeros años, o que al partido que has votado, o el trabajo que no te atreves a dejar, pueden estar influidos por una necesidad inconsciente de seguridad. Pues en todos estos ejemplos actúa tu inconsciente.
¿Por qué sucede esto? Ten en cuenta que tu cerebro evolucionó siendo primero una mente muy básica, muy instintiva y luego apareció la conciencia como un sistema extra de supervivencia. Pero el inconsciente sigue funcionando como hace millones de años. Te guste o no y lo creas o no. A tu mente eso le da igual.
Tenemos que asumir que en la mayoría de nuestras decisiones participa nuestro inconsciente matizando algo o bastante de lo que hemos decidido. Pero claro, decirle a un directivo, que la decisión que ha tomado para colocar a una persona en un puesto de su equipo no ha sido tan objetiva como él pretende hacernos creer o decirle a tu amiga que las razones que te está dando no son las que de verdad la han movido a quedarse embarazada, no es nada fácil y puede que no se lo tomen nada bien.
¿Y qué conclusión podemos sacar de todo esto?
La primera es que vamos a ser más humildes y vamos a tener una mayor consideración hacia nuestro mundo inconsciente, porque ese mundo inconsciente, ha sobrevivido con una alta tasa de eficacia, sin necesidad de la consciencia. Recuerda que la vida no ha necesitado de la consciencia para existir, pero la consciencia si necesita de la vida para existir.
Y la segunda conclusión es que tienes la libertad, porque está en tu mano, de vivir de otra forma, puedes elegir entre aspirar a ver más de lo que hay o a ver menos, entre desear saber o no saber entre ver la complejidad o quedarte en lo simple.
En definitiva, vivir más conscientemente te va a permitir actuar sobre las decisiones que tomas y sentir que tienes el control de tu vida en las manos.