La gran mayoría de los altos directivos y directivas están inmersos en una cultura y en un estilo de dirección estresante. No solo sufren las consecuencias de su propio estrés, sino que transmiten y extienden ese estrés a sus equipos.
Hay varios efectos del estrés que debes tener cuenta a la hora de dirigir equipos:
- El estrés es inversamente proporcional a la atención que brindas a tu equipo. A mayor nivel de estrés menor atención a tus empleados.
- El estrés provoca el efecto “pensamiento túnel” y no te deja ver iniciativas creativas o innovadoras que tenga tu equipo.
- El exceso de estrés aumenta el número de errores cometidos y aparecen sentimientos de incompetencia y frustración en el equipo.
- El nivel de empatía hacia tu equipo y entre ellos disminuye casi a cero, tensando las relaciones.
- El estrés fomenta la cultura de la queja recurrente por lo que no se hace, sin valorar lo que se hace y los logros conseguidos.
- Tu estrés hace que el nivel de control hacia el equipo aumente sobrecargándote de tareas, disminuyendo la delegación y autonomía en ellos.
Regular y modular el estrés es una competencia estratégica e imprescindible para un buen liderazgo de tu equipo.