Muchos psicólogos siguen tratando la mente como separada del cuerpo, un fenómeno con apenas conexión con el cuerpo físico. Inversamente, la mayoría de los médicos tratan al cuerpo como desvinculado de la mente y las emociones. Pero el cuerpo y la mente no están separados y no podemos tratar ni entender a uno sin el otro. Investigaciones científicas están demostrando que el cuerpo puede y debe ser curado teniendo en cuenta a la mente, y la mente puede y debe ser curada teniendo en cuenta el cuerpo.
En la década de los ochenta, un equipo de investigadores dirigidos por la neurocientifica Candace Pert, descubrieron que los nueuropeptidos son los mensajeros que conectan y facilitan la comunicación entre los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino. Estas moléculas actúan conectando estos tres sistemas en una sola red.
Esto significa que estos mensajeros alcanzan todos los rincones del organismo y se convierten en la manifestación bioquímica de los pensamientos, de la sensibilidad, de las emociones y de la capacidad defensiva de los órganos y los tejidos.
“Todas las partes del cuerpo y de la mente «saben» lo que está pasando en todas las demás partes del y de la mente. Es un sistema de información integrado.”
Si estamos deprimidos y tristes todas nuestras células lo saben y no sólo eso, también les influye en su actividad metabólica.
“La idea principal es que lo que pensamos tiene una enorme influencia sobre nuestra salud. La mente, las ideas y las emociones afectan a nuestras moléculas, a nuestra salud física, mucho más de lo que se creía. Durante mucho tiempo, el concepto de la medicina psicosomática no se tomó muy en serio, e incluso se ridiculizó. Sin embargo, creo que los estudios científicos, algunos de ellos con mi participación, han demostrado que las emociones son en realidad las moléculas que rigen toda la fisiología.”
Según Candace Pert, hay moléculas químicas (neuropéptidos) para la ira, para la tristeza, para la victimización, para cada estado emocional. Estas moléculas son las endorfinas, la serotonina, la dopamina, la norepinefrina… Y cada vez que activamos cierta interpretación o pensamiento nuestro hipotálamo inmediatamente libera ese péptido en la corriente sanguínea.
Si tenemos en cuenta que cada una de las células del cuerpo tiene miles de receptores tapizando su superficie, abiertas a la recepción de tales neuropéptidos, advertiremos que nuestros estados emocionales anidan finalmente en la totalidad de nuestro organismo.
«La enfermedad por tanto estaría asociada ineludiblemente a las emociones.”